Ellie Jaycock tiene 17 años y espera empezar una nueva vida ahora que terminó la secundaria en la localidad inglesa de East Loobe, Cornualles. Pero además de proyectos académicos, la adolescente espera con ansias el momento en que los médicos le permitan operarse las lolas para reducirlas, ya que alcanzaron un tamaño malsano para su espalda.
Jaycock aseguró que sufre dolor constante en su espalda, cintura y cuello, producto de su talle 34K de corpiño, que equivale a más de 100, según el sitio inglés Daily Mail. Mientras muchas adolescentes sueñan con tener curvas pronunciadas, ella se desespera por deshacerse de las suyas, que empezaron a emerger cuando entró en la pubertad.
“Mis lolas me están arruinando la vida. La gente me grita por la calle que soy una perra o: ‘¿quién te crees, Jordan?’ No sé cómo voy a soportar hasta que tenga 21 años”, comentó la chica a la revista Closer, en referencia a otra voluptuosa inglesa, Katie Price, alias Jordan.
Al principio de la pubertad, Joycock usaba 90 de talle de corpiño, pero para cuando tenía 13 años ya cargaba con 120. Su condición es conocida como “macromastia juvenil” y la única manera de ayudar a la chica fue con calmantes para el dolor, ya que sus hombros empezaron a molestarle.
Lejos de disfrutar la atención, la adolescente fue objeto de burlas por sus compañeros y de toda clase de comentarios sexuales y abusivos por parte de extraños en la calle. De hecho, la acusaron de haberse puesto implantes mamarios como si fuera una vedette en ascenso, aunque tenía apenas 15 años.
El mayor problema por estos días, es que Jaycock no encuentra una marca de corpiños que la pueda contener y tiene que esperar otros cuatro años para poder operarse. “Al menos las chicas con poco busto tienen push ups que las ayuden a mostrar. A mí nadie me ayuda”, se lamentó la joven, quien mide apenas 1,62 de altura.